LA MALDITA Blanco

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La Maldita Blanco es un vino singular, con secretos por descubrir y que engancha a aquel que lo prueba a través de su sensualidad y frescura, que seducen al paladar. Actualmente solo quedan en La Rioja 100 hectáreas de esta variedad tan exclusiva. Todas se encuentran mezcladas en viñedos viejos, a menudo junto a la variedad tinta.

Su vendimia se lleva a cabo de forma manual. Posteriormente, el vino se cría con sus propias lías una parte en barrica, otra en tino de roble francés y otra parte en depósito de acero inoxidable. Los viñedos de gravas y cantos rodados se localizan en La Rioja central, concretamente en Alberite y Villamediana, así como en Briones y San Vicente, pertenecientes a La Rioja alta. Se ubican a una altitud de entre 450 y 700 metros. 

La maceración prefermentativa en frío durante 12 horas en depósitos de acero inoxidable ayuda a mantener todo el carácter de la variedad. El mosto yema obtenido de esta maceración es transferido a otro depósito donde fermenta a una temperatura que oscila entre los 16 y los 18ºC durante unos 20 días.

En su crianza, un 30% del vino permanece en tino de roble francés en contacto con sus lías durante tres meses, otro 30% es envejecido durante el mismo periodo de tiempo en barricas de roble francés y americano, y el resto del vino (40%) permanece en depósito de acero inoxidable con sus lías. El coupage de los vinos se realiza antes del embotellado.

EL MOMENTO PERFECTO PARA DISFRUTAR DE LA MALDITA BLANCO

El vino La Maldita Blanco es un vino que no dejará indiferente a quien lo pruebe. Desde su singular embotellado hasta su frescura en boca, pasando por los aromas frutales que emana, este blanco será el protagonista de todos tus eventos. Puedes utilizarlo para acompañar platos ligeros como ensaladas con quinoa, quesos suaves o pescados como mariscos de temporada y el deseado sushi de la cocina japonesa. No defraudará y potenciará los sabores de tu cocina.

NOTA DE CATA DE LA MALDITA BLANCO

Vista: este vino se caracteriza por sus tonalidades amarillo pajizo brillantes y límpidas.

Nariz: sus aromas frutales recuerdan a madera y se conjugan a la perfección con toques florales donde descubrimos notas a hierbas aromáticas.

Boca: en paladar es ligeramente amargoso, volvemos a notar sus toques frutales y desprende una buena acidez. Es fresco y agradable.