Vinos de Málaga

QUÉ ES LA DENOMINACIÓN DE ORIGEN MÁLAGA

La producción de vinos de Málaga se extiende a lo largo de un total de 67 municipios que se dividen en cinco zonas distintas: Axarquía, Montes de Málaga, Norte, Manilva y Serranía de Ronda, caracterizándose cada una de ellas por poseer su propia idiosincrasia y variantes en cuanto a clima y terrenos que las hacen únicas.

De entre los vinos de Denominación de Origen Málaga destacan las elaboraciones a las que no se añade alcohol, como los secos y los dulces. Estos últimos proceden de uva sobremadurada o de uva pasificada. Por otra parte, cuando se añade alcohol al mosto durante el proceso de fermentación se obtienen vinos de licor, que a su vez pueden clasificarse en secos, semisecos, dulces o semidulces. También existe espacio dedicado a la elaboración de vinos ecológicos.

Los inicios de la D. O. Málaga se remontan a la época en la que los fenicios llegaron a las costas andaluzas, ya que se narra que fue entonces cuando introdujeron tanto vinos del mediterráneo oriental como el cultivo de la vid. Históricamente se ha comprobado el valor social y económico del vino en esta zona ya en época romana y a lo largo de los siglos ha ido creciendo y retroalimentándose hasta llegar a lo que es hoy en día: una de las grandes denominaciones del país. Fue en septiembre del año 1933 cuando los gremios de viñeros y vinateros de la provincia lograron que se estableciera el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Málaga.

Dentro de esos 67 municipios en los que se producen vinos de Málaga entramos varias diferencias:

•          Axarquía: predomina el viñedo de moscatel y de la autóctona romé.
•          Montes de Málaga: Pedro Ximenez y moscatel son las protagonistas de esta zona.
•          Norte: reina la popular variedad Pedro Ximenez, junto a la uva autóctona doradilla.
•          Manilva: la moscatel vuelve a aparecer en esta área.
•          Serranía de Ronda: dentro de las uvas tintas destaca la cabernet sauvignon, merlot, syrah y tempranillo, mientras que entre las blancas se encuentran la chardonnay, macabeo y sauvignon blanc.

En la variedad moscatel de Alejandría encontramos unas cepas que se adaptan bien a la escasez de lluvias y a la insolación, con grandes racimos y bayas de tonalidades en ámbar. Con ella se elaboran vinos blancos de gran complejidad aromática donde las notas afrutadas son protagonistas. Suelen ser creaciones que aportan frescura y dulzor en boca, donde dejan un paso muy agradable.

Entre las tendencias actuales de la D. O. Málaga encontramos que la diversidad es la palabra clave para entender su hoja de ruta. Mientras que son fieles respetuosos de los tradicionales vinos de licor, con los naturalmente dulces abren sus puertas a aires más modernos donde predominan los aires varietales, afrutados y florales.

Otra de las prácticas que hay que destacar es la del asoleo, una técnica que permite aportar al vino una mayor dulzura. El sistema consiste en dejar que la uva se sobremadure dejándola a más horas de insolación de las habituales para lograr que la concentración de azúcares sea mayor.

Además, las diferencias entre las distintas zonas de producción se convierte en una clara virtud que deja patente la riqueza de sabores y aromas que se pueden crear bajo el abanico de una misma denominación. Así, se intenta que los vinos cumplan con rasgos tan amplios como para cubrir las necesidades y preferencias de todos los tipos de consumidor.

Las alrededor de 45 bodegas inscritas bajo la Denominación de Origen Málaga deben tener en cuenta el tipo de envase que utilizan al embotellar, ya que pueden tener capacidades de 1,5 litros, de 75 cl., de 50 cl. o de 37, 5 cl., y también se permiten bag-in-box y PET. Asimismo, con los tapones están autorizados los naturales, 1+1, aglomerados, colmatados, sintéticos, de aluminio (de rosca) y de cristal.

DENOMINACIÓN DE ORIGEN MÁLAGA Y MARIDAJE

En el momento de abrir una botella etiquetada bajo el sello de calidad de la D. O. Málaga hay que tener en cuenta que en la mayoría de los casos se trata de elaboraciones que, preferiblemente, deben tomarse a baja temperatura para captar el cien por cien de sus propiedades y de sus sabores.

Respecto al maridaje que podemos preparar con estos vinos, los moscatel combinan muy bien con aperitivos a base de quesos de distintas curaciones, foie o compota de higos. También podemos conjugarlos con sopas frías como el ajoblanco o el gazpacho, muy típicos del recetario andaluz. Asimismo, podemos reservar estas botellas para servirlas cuando queramos alargar una agradable sobremesa con postres dulces a base de hojaldres, tartas de fruta o bizcochos variados.

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